Psicostasis de algunos políticos españoles
Cientos de personas se sentaban en silencio en la gran sala. Todas temblaban y agitaban sus médulas al mismo tiempo que erizaban y deserizaban sus pilosidades. Cada sujeto, macho o hembra, portaba entre sus dos manos algo así como un tarta o masa informe, todas del mismo tamaño pero de diferentes pesos. Eran sus propias almas.
Un individuo de rostro anodino, ojos glaucos y sexo incierto levitó una par de metros por encima de las cabezas de los asistentes, carraspeó levemente y con voz atiplada dijo:
"Buena estancia entre nos. Sois los seiscientos elegidos por vuestras malas artes en la política española: sois bazofia que solo con vuestra presencia ensuciáis el nombre de vuestra patria. Sois la peor calaña del país que, para el bien de vuestra nación, hemos quitado de la circulación para limpiarla de parásitos inmundos. Todos y todas estáis aquí porque habéis esquilmado las arcas públicas, os habéis cebado con los más débiles, os habéis enriquecidos con el sudor del de enfrente y en difinitiva, sois la hez de una sociedad astutamente engañada por vuestras sonrisas de payasos y vuestras mentiras de falsos frailes.
Ahora os llamaremos, uno a uno, una a una, para pesar vuestras almas: a más peso más infecta y por ende pasará más tiempo torturándose y lavándose en la Gran Batidora hasta quedar limpias para pasar a otros cuerpos."
Ni que decir tiene que lo asistentes a esta sesión estaban transidos de dolor y de miedo. Algunos des los ajusticiados pellizcaban con disimulo a sus almas con la intención de desprender algún trozo y hacerla más liviana, menos culpable, pero parecían que estaban hechas como de gelatina pegajosa y elástica, imposible de fragmentar.
Entrevista tipo que quedó reflejada en una ficha de Entradas:
- ¿Nombre?
-Me llamo don José Luis F. de la Mina. Soy, mejor dicho era, ministro de Asuntos Varios, y un destacado militante del Partido TTD.
-Muy bien, señor ministro -dijo el Funcionario con sorna- ponga su alma en la balanza.
-¡Uy, yuyui! Tiene usted un alma muy infecta, pesa una enormidad.
-Es que cuando pequeño pasé muchas necesidades y cuando entré en esto de la política y vi lo fácil que era robar no paré hasta hacerme millonario. ¿Sabe usted? No tuve más remedio que desquitarme de las miserias pasadas.
-No se justifique don José Luis, que su alma pesa más que la de un súcubo. Está usted hecho un asquito. Ha sido usted muy cabroncete y un hijo de su arte, por no decir otra cosa. Bueno -suspiró el Funcionario- su alma irá a la Gran Batidora y allí se lavará y girará durante cuarenta joguis.
-¿Cuánto tiempo es un jogui?
-Es difícil que usted comprenda qué es un jogui, es una unidad de medida que representa la infinitud finita inconmensurable.
-¿Me puedo ir ya? - preguntó el político caído a menos, mejor dicho caído a la nada.
-Sí, su cuerpo irá al quemadero, ya no sirve para nada, mientras que su alma la pondremos en aquella cinta transportadora que va directamente a la Gran Batidora
Nota de un testigo.- Aquella gripe extraña que asoló solamente a los políticos corruptos fue llamada Gripe V5HPhispanus. Una gripe que se llevó a la tumba casi el 50% de la clase política española, y curiosamente fueron los más corruptos y viciosos del circo.
Requiescant in pacem, mamones !!!
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