Entonces, entre tantos dimes y diretes pululó una caterva de sinvergüenzas a todos los niveles, desde la más linajuda aristocracia, pasando por los ricos comerciantes e industriales hasta llegar a las capas más bajas de la población. De pronto abundaron los caraduras, los chupacharcos, los mendigos, los ladronzuelos, los peleles, los arrascabarrigas, los sujeta paredes, los bagaudas, los pícaros, los robaperas y un sin fin de sinvergüenzas de toda calaña.
Estamo en el siglo XXI, el siglo más inmoral y nefasto de nuestra Historia ¿Qué pasó desde al año 2000 hasta la fecha? ¿Dónde están esos supuestos valores éticos y morales que una civilización avanzada derrama sobre sus ciudadanos?
¿Por qué seguimos los españoles divididos en dos bandos como en la Gloriosa: los conservadores y los liberales, los de derechas y los de izquierdas, los sinvergüenzas a ultranza y los nobles de corazón, los nacionalistas integrales y los separatistas taifaeños?
¿Por qué los bagaudas (aquellos bandidos medievales que asolaban los caminos y las aldeas) siguen todavía entre nosotros, ya no armados de espadas ni de hachas sino de decretos y leyes favorables a ellos que son unos abusadores de palabras fáciles, mentirosas y amañadas para engañar al pueblo?
¿Por qué los pícaros, vagos y maleantes abundan tanto en nuestra sociedad? ¿Por qué incluso los extranjeros se atreven a delinquir en nuestra patria sin temer a nadie? ¿Por qué piden ayuda económicas gentes, empresas y propietarios que no las necesitan?
Abundan tanto los pícaros del trinque, de las subvenciones y de las ayudas de las instituciones oficiales que va siendo difícil separar la paja del grano.
Bagaudas y pícaros minan el desarrollo moral y económico de nuestro país forjando una imagen negativa, corrupta y tercermundista de España. Necesitamos vacunas de moral, de ética y sobre todo, de ganas de trabajar.
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