martes, 29 de mayo de 2012

CINE

La Belle Verte 


La Belle Verte (El Planeta Libre) 1996 de la directora francesa Coline Serreau representa un respiro entre tantas películas mediocres de relleno que las salas de cine nos ofrecen.
En la provincia donde vivo proyectan películas tan flojitas como Battleship, Blancanieves, Ira de titanes, Los juegos del hambre, American Pie, Infiltrados en clase y otros bodrios más.


La crisis creativa en el cine es evidente. Para ver una película de calidad hay que esperar a esos raros sarpullidos de originalidad y buen hacer que a veces aparecen en el panorama cinematográfico.


Buceando en los mares misteriosos de Internet hallé una película de hace 16 años que me gustó a rabiar por su guión y argumento y por su interpretación y alta dosis de exquisito humor. Nada de gentes en pelotas ni forniqueos imposibles ni menos aún diálogos groseros. Puro arte que nos hace pensar en los tontos y complicados que somos.


Imaginen un planeta lejano en no se que galaxia donde sus gentes tienen poderes sobrenaturales pero sin creerse prepotentes ni elegidos por los dioses, viven sencillamente en una Arcadia donde el trabajo es suave y compartido los frutos del mismo entre todos sus habitantes. Donde se divierten sanamente sin medios artificiales 
Una mujer sesentona de este planeta ideal es enviada a la Tierra para ver como viven sus habitantes.
 Cuando baja de su burbuja-nave y se pasea por las calles de una ciudad la confunden con una hippy trasnochada por su vestimenta y ella a su vez se asombra de los "adelantos" tecnológicos de nuestro planeta, al mismo tiempo se asombra de la hipocresia y el mal humor de su gente.


Un día, junto con su familia de acogida, ve una entrevista en televisión de un político que falsamente y con voz meliflua dice que los trabajadores tienen derecho a trabajo y educación. La señora con poderes, la enviada, hace un gesto con la cara, que a través de telepatía obliga al político a  decir lo que en verdad piensa: "Esa chusma que no saben colaborar con el desarrollo del país y siempre están mendigando favores al gobierno".
Otra escena memorable se produce en un partido de fútbol donde la violencia en el juego es notable. La enviada hace un gesto y de repente los futbolistas se abrazan y comienzan a bailar una pieza de ballet al son de una música preciosa.
Sin duda que es una gran película, sin alharacas, ni efectos especiales que nos muestra una imposibilidad: la del amor fraternal y solidaridad entre nosotros.


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