miércoles, 30 de julio de 2014

La triste historia de una mujer reproductora de hijos (un minicuento)

"Adela Matorrillo, 72 años de edad , casada y con cinco hijos independizados se ha dado cuenta a su edad, que está padeciendo el síntoma de la "esposa-herramienta".
Se casó en Bailén con el propietario de una ladrillería en la época donde esta industria flotaba en la abundancia: tres turnos de trabajo para poder satisfacer los pedidos. Luis Mohano se hizo rico y también putero: le chiflaban esas mujeres de los clubs de alterne, eran tan sensuales y aduladoras...
Por otra parte Adela cuando se casó parió su primer hijo a los diez meses de la boda. Cuando parecía que el niño ya andaba solito el marido le hizo otro hijo y así hasta cinco roros: 20 años esclavizadas pariendo y criando niños, un dislate que la privó de vivir sus mejores años de abundancia y hacer más o menos lo que hacía su marido: viajar, montar a caballo, los fines de semana al club de tenis y en definitiva, disfrutar de la vida. Pero no, ya era tarde, los chicos vivían cada uno por su cuenta, cuando supo que Luis tenía una novia fija en la capital, una entretenida que le costaba un ojo de la cara. Una mujer que disfrutaba lo que a ella le correspondía: en vacaciones, en los frecuentes viajes de negocios  por toda España.

Nunca hubo una pelea en el matrimonio pues Luis trataba a Adela, su paciente y callada esposa, como a un hijo pequeño, le llevaba la corriente y le prometía cosas que nunca cumplía, por otro lado Adela se idiotizó a tal extremo con tanta maternidad continuada que tampoco le exigía a su marido otro tipo de vida. Ella sentía o más bien le había hecho sentir el astuto de Luis que era muy feliz pariendo hijos y criándolos: para eso están las mujeres, le decía además su confesor.

A sus 72 años de edad, con un marido con notables síntomas del baile de Sanvito y los hijos cada cual viviendo en lugares lejanos, Adela quiso enmendar la plana al putañero de su anciano marido tomando conciencia que fue usada por éste como una herramienta reproductora de bebés porque a él le gustaba presumir de familia ¿qué familia? El muy hipócrita decía que una familia numerosa era el mejor regalo que Dios le había dado. Pero el muy ladino nunca dijo que jamás jugó con sus hijos cuando estos eran pequeños, que nunca les habló ni se interesó por sus estudios en la universidad y que jamás preguntó a su esposa si ella  le amaba y si era feliz con su matrimonio.

"Ahí está sentado enganchado a su ordenador contactando con amigos invisibles y moviendo arrítmicamente el pie izquierdo y la mitad de la boca y guiñando el ojo  y yo mirándolo y diciéndole mentalmente, siempre fui cobarde, que te pudra lentamente cabrón por lo mal que te protaste con tus hijos y conmigo" 

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