Cuando se está en el bando de los vencidos (nos referimos a los vencidos por la lucha de la vida) se inventan mil artimañas para sobrevivir en el interior del propio fracaso.
Contaremos varios ejemplos para demostrar lo dicho.
El heredero pobre de una familia propietaria agrícola arruinada solo pudo estudiar la carrera de magisterio (su hermana mayor era magistrada y el hermano de en medio era Ingeniero de Caminos y Delegado Provincial de O.P.). El más pequeño de la familia no soportaba su trabajo y menos aún aguantar a aquellos niños maleducados, la mayoría de ellos los hijos de los antiguos peones de su padre.
A sus 50 años de edad sufría una combustión interna insoportable. Junto con su anciano padre idearon un plan.
Fueron a la Caja de Ahorros y estando en la cola el hijo se montó en la espalda del padre mientras que le daba collejas y le gritaba ¡traidor!
Tres semanas después lo declararon como un desequilibrado mental y le dieron de baja en el trabajo cobrando su paga sin hacer el huevo: su sueño dorado, vivir como un señorito pobre.
Una señora se quedó viuda a sus 70 años y lo que más le aterraba era quedarse sola en casa. Tenía varios hijos casados y cada cual viviendo en su hogar. La anciana dijo que no podía andar, que sentía hormigueo en las piernas y que éstas no soportaba su voluminoso cuerpo. Los hijos la llevaron a especialistas y ella que no, que no podía mantenerse en pie. La sentaron en una silla de ruedas y entre los cuatro hijos idearon un sistema de guardia por el que cada cual tenía que estar con la abuela.
Un día, Marta, una de las nueras tuvo que volver a casa de la anciana a media mañana a recoger algo. Entró sigilosamente y sorprendió a la abuela de pie en la cocina haciéndose una infusión. La nuera se calló y observó como la mujer caminaba por la cocina sin dificultad. Lo comentó a los hijos y la abuela confesó que lo sentía mucho pero que le daba pavor sentirse olvidada por sus hijos y nietos y que se inventó el truco de la inválida para estar acompañada.
Aquí no indicamos las bajas laborales por enfermedad o accidentes provocados por trabajadores para tirarse días cobrando sin trabajar . Todavía sigue siendo notable las bajas de los funcionarios, tanto estatales como regionales, principalmente dentro del campo de la enseñanza, en la sanidad pública y en las fuerzas de seguridad. Hay muchos vagos que viven a costa del trabajo de otros. Hay quien utiliza la enfermedad como único último recurso para vivir sin dar golpe.
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