martes, 29 de mayo de 2012

UN MINICUENTO

Un Anábasis truncado


"Antonio T. recibió una carta oficial del Instituto de Planificación: Una invitación para un crucero de lujo por haber cumplido los 65 años de edad. Antonio se entristeció y se arrojó sobre su sillón favorito sollozando, como intentando refugiarse de su inmediato futuro.


Ese mismo día Luisa G. no pudo, por los nervios, marcar el número de teléfono para poder llamar a sus hijos y notificarles que ya había sido invitada para el crucero de los Sesenta y Cinco Abrazos.


El magnífico y lujoso buque llevaba navegando cinco días por el océano. El crucero se encontraba abarrotado de pasajeros que de fiesta en fiesta pasaban sus días.
Cuando atracó de vuelta el barco no había nadie a bordo, a pesar de no haber recalado en ningún puerto desde su partida. Sólo desembarcó la tripulación que por cierto se le veía cariacontecida.


Nota aclaratoria.- En el corazón de la selva del Amazonas hay un pueblo cuyos habitantes gozan de una salud envidiable. Estos indígenas acostumbran a eliminar a todos los viejos ( que allí son a partir de los 35 o 40 años de edad), a los enfermos terminales y a los tullidos por las guerras o accidentes de caza. 

CINE

La Belle Verte 


La Belle Verte (El Planeta Libre) 1996 de la directora francesa Coline Serreau representa un respiro entre tantas películas mediocres de relleno que las salas de cine nos ofrecen.
En la provincia donde vivo proyectan películas tan flojitas como Battleship, Blancanieves, Ira de titanes, Los juegos del hambre, American Pie, Infiltrados en clase y otros bodrios más.


La crisis creativa en el cine es evidente. Para ver una película de calidad hay que esperar a esos raros sarpullidos de originalidad y buen hacer que a veces aparecen en el panorama cinematográfico.


Buceando en los mares misteriosos de Internet hallé una película de hace 16 años que me gustó a rabiar por su guión y argumento y por su interpretación y alta dosis de exquisito humor. Nada de gentes en pelotas ni forniqueos imposibles ni menos aún diálogos groseros. Puro arte que nos hace pensar en los tontos y complicados que somos.


Imaginen un planeta lejano en no se que galaxia donde sus gentes tienen poderes sobrenaturales pero sin creerse prepotentes ni elegidos por los dioses, viven sencillamente en una Arcadia donde el trabajo es suave y compartido los frutos del mismo entre todos sus habitantes. Donde se divierten sanamente sin medios artificiales 
Una mujer sesentona de este planeta ideal es enviada a la Tierra para ver como viven sus habitantes.
 Cuando baja de su burbuja-nave y se pasea por las calles de una ciudad la confunden con una hippy trasnochada por su vestimenta y ella a su vez se asombra de los "adelantos" tecnológicos de nuestro planeta, al mismo tiempo se asombra de la hipocresia y el mal humor de su gente.


Un día, junto con su familia de acogida, ve una entrevista en televisión de un político que falsamente y con voz meliflua dice que los trabajadores tienen derecho a trabajo y educación. La señora con poderes, la enviada, hace un gesto con la cara, que a través de telepatía obliga al político a  decir lo que en verdad piensa: "Esa chusma que no saben colaborar con el desarrollo del país y siempre están mendigando favores al gobierno".
Otra escena memorable se produce en un partido de fútbol donde la violencia en el juego es notable. La enviada hace un gesto y de repente los futbolistas se abrazan y comienzan a bailar una pieza de ballet al son de una música preciosa.
Sin duda que es una gran película, sin alharacas, ni efectos especiales que nos muestra una imposibilidad: la del amor fraternal y solidaridad entre nosotros.


lunes, 28 de mayo de 2012

Un bello F-8 Crusader de 1964


Aviones

Desde que vi por primera vez a una escuadrilla de biplanos CASA 1.131-E volando suavemente casi al ras del río Guadalquivir, en su desembocadura, procedente del campo de Tablada, en Sevilla, quedé locamente enamorado de estos aparatos voladores. Tendría, creo recordar, unos 6 años de edad.
También veía desde la azotea de mi casa los pesados Junker 52 del cercano campo de aviación de Las Tablas, en Jerez de la Frontera, tenían un vuelo tan lento que difícilmente podía yo creer que eran  aviones de guerra; les llamaban "La Pava" por lo tranquilo que eran volando.


Pero el salto espectacular en mi observación de aviones fue dado cuando inauguraron la cercana Base Aeronaval de Rota y comencé a ver, a principio con recelo, pero luego con gusto como los reactores volaban a casi ras del mar y muy cerca de las azoteas de las casas de Sanlúcar de Barrameda. Era todo un espectáculo. Una hora muy apropiada para verlos pasar haciendo un tremendo ruido era después de comer, antes de volver al colegio. 
Cuando me encontraba, en el verano, en la orilla de la playa veía como unos puntitos que se acercaba a toda velocidad desde el sur, casi costeando, para convertirse de pronto en reactores. Solían ser los bellísimos F-8 Crusader, pasaban sobre mi cabeza sin hacer ruido para, segundos después, envolverme un atronador silbido y verlos seguir hacia el norte-noroeste.


Tuve en toda mi vida numerosas aficiones. Entre todas la mejor fue durante mi etapa aeronática. Todo lo relacionado con la aviación me gustaba hasta el punto de intentar hacerme piloto de vuelo sin motor en Ocaña, pero mi madre no me autorizó y como era menor de edad me tuve que aguantar.


En mi biblioteca guardo con especial cariño volúmenes encuadernados de las revistas FLAPS especializadas en aeronáutica, astronáutica, volovelismo y aeromodelismo. Por cierto, tengo publicado un artículo sobre unas jornadas open-doors de la Base de Rota: sentí orgullo ver mi artículo en una prestigiosa revista española de aeronáutica y a mis 17 años de edad.
Había unos libritos, bellamente ilustrados, muy descriptivos, de todo los aviones que existían en la época llamado "The Observer's Book of Aircraft" editados en Inglaterra. 


Mi afición, repito, duró bastante. Una afición que me llevó a ver shows aéreos y a disfrutar con las acrobacias de las dos mejores escuadrillas del mundo: Blue Angels, de la Navy y los Thunderbirds, de la USAF.


En la práctica también disfruté con los aviones. Me dieron un paseo, que me supo a poco, a bordo de un enorme helicóptero Sikorsky S-58 de la Base de Rota. También fui una vez de copiloto-pasajero en una frágil avioneta Piper J-3 Cub y volé por el mero placer de volar por primera vez en mi vida en una avión comercial bimotor a hélices, un DC-3 desde Barajas a Sevilla.
Después hice varios vuelos transoceánicos, vuelos nacionales y por Europa. Pero todo son naderías si lo comparamos la sensación que se debe sentir pilotando un F/A-18 Hornet !!!


Recomendamos ver en youtube
Spanish Air Force F-18 Hornet Video
Ala 12, los Guardianes del Cielo

viernes, 25 de mayo de 2012

Jasy de cachorrito


A Short Story

Jasy, el perrito que huyó de la soledad


"Recuerdo, como si estuviera inmerso en una sutil niebla que enmascarara una realidad no deseada, cuando me encontraba dentro de un escaparate de una tienda de mascotas junto con mi hermanito Toby.
 Dos días después Toby desapareció de mi lado porque se lo llevaron unos humanos. Me quedé solo y pese a mi corta edad, dos meses, sentía como una gran tristeza invadía mi alma.
También recuerdo, esta vez con claridad, como un ángel se paraba algunas mañanas frente al escaparate y a través del vidrio me sonreía y ponía sus dedos al otro lado del cristal para que yo pudiera besarlos.


Pasé tres semanas allí expuesto y nadie me adoptaba. Cuando la dependienta de la tienda levantaba todos los días la persiana del escaparate yo me alegraba y buscaba impacientemente el rostro de mi ángel humano.
Un día la vi. Pasó sin detenerse, sin hacerme ninguna carantoña. ¿Qué le habría hecho yo? Quedé abatido y cuando la tristeza se derramaba en mí, sentí como la puertecilla trasera del escaparate se abría y la vendedora me tomaba en sus manos para depositarme sobre el mostrador. Yo estaba asustado. Aquel no era mi ambiente. Tímidamente levanté la cabeza y pude ver con alegría el rostro de mi ángel. Una hermosa mujer que sonreía. Noté sus manos suaves sobre mi lomo y salir de su boca unas dulces palabras que me tranquilizaron.


Viví con mi amita los dos años más felices de mi vida: jugábamos en el sofá y ella me sacaba de paseo por una gran avenida y por el paseo marítimo. Por motivos que desconozco mi ángel, mi ama, mi amor me llevó a un lejano lugar sin mar ni grandes avenidas pero con otros humanos iguales de cariñosos. Ya llevo cuatro años con mis nuevos amos y soy incapaz de pasar un par de horas sin estar junto a ellos. Reconozco que soy muy posesivo y me pongo triste cuando salen de casa y me dejan solo. Salto de alegría cuando regresan.
Confieso que si ellos alguna vez me olvidaran yo sería capaz de morir de pena. Los amo con todas las fuerzas que un perrito como yo puede amarlos"







Jasy con su juguete preferido