viernes, 30 de marzo de 2012

Río Cañamares, yo meditando cerca del Poyo del Rey

El alcohol, la droga más barata para domesticar a las masas

Una de las mayores vergüenzas para Andalucía son las demasiadas frecuentes concentraciones al aire libre, en plena calle, de jóvenes y no tan jóvenes para consumir alcohol: la botellona, como un medio para olvidar que ellos mismos son unos don nadie. Lo peor de todo es que ante la imposibilidad de erradicar este vicio callejero algunos ayuntamientos han habilitado espacios para que allí se emborrechen, vomiten, meen y todo lo que quiera pero sin molestar a los ciudadanos.

Imagino que estas personas asiduas al botellón/botellona no saben que el consumo continuado de alcohol merma la capacidad de raciocinio y el afán de superación cayendo en un conformismo anómalo y cobarde.

Potenciar el consumo de alcohol fue una estrategia usada por el imperio británico en sus colonias de Sudafrica e Irlanda para domesticar a los jornaleros en su tiempo libre evitando así rebeliones o formaciones de sindicatos que lucharan contra la explotación obrera.

En Africa del Sur el gobierno de S.M. levantó pabellones abiertos donde se vendía una cerveza de baja calidad y alta graduación que emborrachaba fácilmente a esos desnutridos negros que trabajaban de peones en las enormes plantaciones o como obreros en las minas.
El caso de Irlanda fue más descarado. Ya no eran negros o salvajes como les llamaban los británicos sino vecinos, blancos, pero sometidos al imperio. Un inglés afincado en aquella isla inventó una cerveza basta, negra, espesa y con una alta graduación alcohólica, la stout: la Guinness, que mucho después, paradójicamente, se hizo famosa y ahora es la seña de identidad de Irlanda. Como decíamos, esta cerveza se ofrecía a un precio barato para facilitar que los obreros del puerto de Dublín se embarrochara al final de la jornada laboral y fueran beodos a casa para descargar en su esposas e hijos tremendas palizas que los liberaben del estrés de una inhumana explotación.

Es triste ver a una parte de nuestros jóvenes mamando de una botella compartida cuando a partir de cierta edad se debe uno centrar en su formación cívica y profesional para intentar ser alguien en un futuro y no un cantamañanas o un soplatubo inútil.

Río Cañamares, alrededores de Poyo del Rey

LIBROS

Mis libros de viajes.

Un día eché un vistazo al fichero de mi biblioteca, que está ordenada según el C.D.U. y ví que tenía bastante libros sobre viajes, aparte de infinidad de guías de todos los sitios que visité a lo largo de la geografía española. Saqué tres fichas de aquellos libros que más me gustaron:

Manual para viajeros por Andalucía y lector en casa.
Richard Ford narra su viaje por la España romántica de la primera mitad del siglo XIX.
"Los andaluces fueron siempre la gente más elegante, refinada y sensual de la Península"
"La manzanilla de Sanlúcar tiene un delicado color pajizo y es extremadamente sana; da fuerza al estómago, sin calentar ni embriagar como el vino de Jerez"
"En la Sierra de Segura hay tantos lobos que apenas se pueden tener rebaños de ovejas"

The Face of Spain.
Gerald Brenan (Edición en inglés de Penguin Book, 1965)
Nota.- Considero este libro como el mejor testimonio de la posguerra española ya que Mr. Brenan visitó nuestro país en 1949.

"Uno no puede pasear por las calles de Córdoba sin horrorizarse por la pobreza que se ve. El tipo de vida de los campesinos andaluces es baja, pero en esta ciudad es peor. Uno ve a hombres y mujeres cuyos rostros estan cubiertos de suciedad porque están tan débiles o están tan sumidos en la desgracia que son incapaces de lavarse"
"Los españoles incultos, que son mayoría, adoran a casi todo en forma de relicario religioso: Gotas de Leche de la Virgen en la Cámara Santa de Oviedo; un frasco con el aliento de la borrica del Portal de Belén; una pluma de un ala de la Paloma del Espíritu Santo"

Iberia.
James Michener. Visitó nuestro país en varias ocasiones. Es muy agudo y perspicaz en sus observaciones sobre una época a la que tengo un afecto especial, la de mi juventud: años 60.

"En 1963 vi una celebración de una boda de jornaleros pobres. Me encontraba sentado en el porche de un café de Trujillo cuando llegó una camioneta llena de campesinos endomingados. Se bajó del vehículo una novia terriblemente fea y vestida con un traje blanco que le sentaba fatal: después se apeó el novio para seguirle una decena de invitados. Todos se acercaron a un puesto de helados y allí pidieron un helado de corte para cada uno. Supongo que ese sería el banquete nupcial.  Se comieron los helados en la sombra para subirse después a la camioneta y volver a Madellín que era de donde vinieron."
"En Toledo en 1961 me alojé en un hotel en una habitación que  daba a un patio que era un taller mecánico. Desde mi ventana vi unas motos raras, de un tipo nunca visto por mí, tenía tres ruedas, las dos traseras soportaban una caja como un camión y cuando la arrancaba para probarlas hacía un ruido infernal. Me enteré después que la llamaban motocarros" 

Río Cañamares, carril junto al curso alto del río

Cada edad tiene su propio paraíso

Sigo en contacto con algunos excompañeros de trabajo vía e-mail. Luis, un sevillano que estuvo trabajando conmigo en la sucursal de Valladolid me escribió hace un tiempo para contarme su experiencia viajera en la República Dominicana.

"Mis hijos nos regalaron, a mi esposa y a mí, un semana en aquella isla caribeña. Era el mes de julio y todo estaba repleto de turistas españoles. Hacía un calor sofocante, húmedo y pegajoso y llovía por las tardes con frecuencia. Moscas por la mañana y mosquito por la noche. Pero lo peor de todo  era aquella dichosa música que llaman merengue. Te acercabas a un chiringuito de artesanía y allí estaba la radio o el reproductor de cassettes (todavía usan allí este anticuado artilugio) a tope con esa música repetitiva y cansina. Pasa por un barrio de chabolas y dale con el puñetero merengue. Hicimos una excursión en bus y lo primero que hizo el conductor es poner un merengue ¡Qué dolor de cabeza! Es más, en una excursión que se empeñó hacer mi esposa a lomo de mulas para ver un sitio, que según ellos, estaba aún virgen, me tuve que tragar durante casi medio trayecto esa musiquilla semisalvaje y estridente que el mulero que llevaba mi bestia ponía en su reproductor de música.
Conoces a mi mujer, es una pesada pero ahora a  la vejez es más cansosa aún: "¿Para que hemos venido a este país en vez de visitar el norte de Italia o Suiza?" "¿Cuándo volvemos a Sevilla?" "¿Y aquí que hay que ver aparte de la playa que no es mejor que Matalascañas?".

Es lo que yo digo a cada edad lo suyo. La gente joven viene aquí al ñaca-ñaca, a ligar bailando merengue y a beber mojitos o como se llame. Nosotros somos más de hoteles o paradores con buenos restaurantes, silenciosas y frescas habitaciones, por supuesto sin moscas ni mosquitos, para echar la siesta y pasear en excursiones programadas a lugares que tenga algo curioso que nos sorprenda.
Que ya vamos por los 70 años y esto del merengue, de las mulatas en bikini y de los mosquitos son regalos que yo hago a quien quiera.

jueves, 29 de marzo de 2012

Río Cañamares, buitre posándose en la buitrera del salto de agua

CINE

Gritos y susurros
Ingmar Bergman

En el Blog del pasado mes reseñé las tres películas que más me gustaron en mi vida de aficionado cinéfilo. Este mes resaltaré una magistral película de Bergman del año 1972: Gritos y Susurros. No me canso de ver, de vez en cuando, éste film que poseo en VTR. El cine de interpretación siempre me fascinó y aquí tenemos a cuatro mujeres, actrices, que rompen con todo el esquema del buen cine: Ingrid Thulin, Liv Ullman, H. Andersson y K. Sylwan.

Es una película densa, lenta y con una fotografía buena. Ganó un Oscar y varios premios más. Los fundidos en rojo y los tic-tac de los relojes encierran una atmósfera adecuada para la narracción del film donde se cuestiona la existencia de Dios y del más allá o de la necesidad de aferrarnos a unas creencias que paradójicamente no creemos.

Hay una escena que me gusta por su sutiliza. En una ocasión Marie, casada con un buen hombre, intenta seducir al médico de la familia, que antes fue su novio. Este la rechaza y la pone delante de un espejo y pregunta cómo se ve para después susurrarle al oído un análisis psicológico que el doctor hace de ella de forma coloquial pero contundente.
Hay otra escena impactante. La enferma de cáncer terminal sufre un ataque de dolor agudo que la hace gritar y gemir tan verazmente que estremece al espectador: "¡Ayudádme, no puedo más!" -grita Agnes- para después morir en brazos de su sirvienta Anne.
Y otra escena, esta vez apoteósica, es aquella donde el odiado esposo de Karin quiere hacer el amor esa noche con ella. Para evitarlo coge un trozo de cristal de una copa rota y se rasga la vagina que enseña ensangrentada a su lascivo marido.

Siempre hay dolor en la hacienda donde viven las tres hermanas y la criada. Agne con su doloroso cáncer terminal, Karin con su miedo a ser feliz y su odio de ver feliz a los demás y Marie con sus sueños incumplidos.

"¿Qué te pasa, hermana?" - le pregunta Marie a Karin intentando acariciarla tras la muerte de Agne.
"Todo. No me toques ni acaricies. Odio toda clase de contacto físico"

Zona del Río Cañamares: cortijillo serrano

Familia ¿Sagrada?

Siempre quise escribir un opúsculo sobre la familia pero no desde el punto de vista social sino bajo el punto de vista de un ciudadano observador que nota la desintegración actual de ese grupo tan querido por todos los gobernantes y líderes desde antes de la época romana.

Ya no se puede hablar únicamente de una familia tipo "normal": un macho, una hembra y unos cachorros (visto desde el prisma de un zoólogo) o de la formada por un hombre, una mujer y unos hijos (visto desde el prisma humano). Hoy cualquier combinación antinatura también vale: un hombre con una oveja o como hizo Leda, una mujer ayuntada con un cisne y otros ejemplos que no señalamos para no herir susceptibilidades.

Pero ¿por qué se diluye la familia en este marasmo del siglo XXI? Reconocemos que la familia equilibrada, normal y feliz también existe: padres educados y moralmente sobresalientes con hijos responsables, trabajadores y respetuosos con sus padres, sí, existe, pero hay que buscar este tipo de familia con lupa.
Lo que más abundan son las familias que llamamos de compromiso, con padres ignaros y egoístas que mal educan a unos hijos cafres que molestan más a sus familias y a la sociedad que otra cosa. Las estadísticas lo dice, hay un 40% de hogares españoles con familias consideradas como normales y equilibradas mientras que hay  un 60% de familias desunidas, parcheadas como un collage, rotas, maleducadas y frecuentemente con hijos conflictivos y padres abusadores.

La hipocresía en la que vivimos tapa esas vergonzantes familias en cuyos senos se producen las mayores aberraciones inimaginables. Padres que abusan sexualmente de sus hijas o que sodomizan a sus hijos. Padres y madres que maltratan e incluso esclavizan a sus hijas. Parejas de degenerados que matan a golpes a sus bebés. Niños y jóvenes delincuentes que pegan a sus padres o madres viudas. Hijas que se atreven a hacer denuncias falsas contra sus padres, acusándole de violaciones y otras barbaridades, como venganza por un pasado castigo paternal. Y decenas de barbaridades que de vez en cuando saltan a los medios de comunicación.

Addenda.- ¿Qué decir del uso y abuso de la familia? Esos padres  que tienen a sus hijos trabajando en el negocio familiar sin pagarles salario alguno. O esas hijas que utilizan a sus ancianos padres como si fuesen empleados de una guardería para críar a sus niños mientras ellas pretenden vivir como solteras sin importarle un ardite si sus críos incordia o no a los abuelos. O el caso patético de esa madre o padre que le da pánico vivir sólo y se hace el enfermo, incluso el inválido, para tener constantemente a un hijo/hija de cuidadora, a su lado, sin importarle si pierde su juventud y su vida, ejerciendo de enfermero involuntario.

Como predijo A. Huxley en Brave New World: la sociedad compartimentada es buena. Las personas Alfas, las mejores, estarán para dirigir el país o el negocio. Las Betas para procrear y los parias para realizar trabajos rudos y no cualificados. La familia será abolida y sólo funcionará un Gobierno del Estado de Bienestar que se encargará de educar y seleccionar a los ciudadanos.  

miércoles, 28 de marzo de 2012

Río Cañamares, salto de agua en su acurso alto

Un minicuento: Afrodita encorsetada

Adela soporta sus 54 años de edad, sin saber lo que es el sabor de un hombre, como un corsé que le han obligado a llevar contra su voluntad desde que era una adolescente.
Vive sóla con su aya en un enorme caserón señorial que se cae a trozos.
Adela es la hija única y heredera de la familia de grandes terratenientes: los Cornejo. No se casó porque no encontró nunca a ningún hombre que epatara con su situación social.

Adela jamás conoció el abrazo de un hombre desnudo, ni incluso el sabor salitroso de un beso de adolescente ni menos aún el placer del más bello pecado que inventaron los dioses.
A veces se sentaba tras los visillos para ver pasar la gente y no podía evitar oir la voz de una verdulera, que tenía su puesto en la esquina y  que cantaba cuando no tenía clientes: "No quiero tus olivares ni tus almazaras. No quiero triduos ni novenas. Lo que quiero es el calor de tu pecho y el sabor de tus besos".

Río Cañamares en su curso medio

Bodas rurales ¿Un negocio para los novios?

Desde hace varias décadas las celebraciones y convites de bodas en los pueblos y quizá también en los barrios populares de algunas ciudades han degenerado de la mera celebración al más puro negocio donde se obtienen pingües beneficios económicos con el dinero que recogen los contrayentes de lo regalos quasi obligatorios que exigen a cambio del ágape.

En la zona rural donde jubilo las bodas de antaño se celebraban de una manera más auténtica que las de ahora. Los novios caminaban hacia la iglesia por mitad de la calle; a la vuelta de la ceremonia los ya recién casados abrían un cortejo seguidos por los padrinos y todos los invitados que a modo de procesión llegaban hasta el salón que era una gran habitación, propia o alquilada, donde sobre tableros soportados por caballetes y cubiertos por manteles de papel, se ofrecía vino blanco manchego de barril y cerveza  y sobre platos rodajas de chorizo, morcilla, salchichón, aceitunas y un poco de queso. Durante el "banquete" algunos invitados, los más pudientes o generosos, regalaban el consabido juego de té (que rodaba de boda en boda hasta deshacerse de él), o una horrible figura de escayola pintada o una lámpara de noche. Todos tan felices, los novios por recibir algunos regalos, los regaladores por desprenderse de esos bodrios y los invitados por el vino bebido.

Mucho antes de estrenarse en España la película de El Padrino donde los socios agradecidos de la familia Corleone hacían una larga cola para depositar sobres con dinero ya existía en estos pueblos serranos la fea costumbre de "exigir" una cantidad para sufragar el banquete, pagar el viaje de boda y ahorrar unas pesetillas. Con el tiempo, se convirtió este peaje como algo obligatorio si se quería asistir a este tipo de evento. Ahora el invitado debe calcular el coste del cubierto y multiplicarlo al menos por tres veces si se quiere quedar bien, sabiendo de antemano que asistir a un banquete nupcial por estos pueblos cuesta más que un fin de semana, para una pareja, en un hotel de cuatro estrellas a pensión completa.

A este prosaico y mercantilista modo de celebrar las bodas hay gente que se rebela y deja de asistir a ese teatro donde se lleva a cabo el dicho aquel de: "Yo te invito a una copa y tú me invitas a comer"

Nota.- No exageramos con los escrito. Es tan buen negocio estas fiestas subvencionadas por los asistentes que también se celebran bautizos y primera comuniones.

martes, 27 de marzo de 2012

Río Cañamares en su curso bajo

Toros para todos y mi perrito Jasy

El primer domingo de la nueva temporada de este estupendo programa de televisión de Canal Sur Andalucía pude retomar otra de mis múltiples aficiones: los toros.  El superenergético y estusiasta presentador Enrique Romero transmite una pasión por el mundo de los toros que mi perrito shih-tzu, Jasy, se altera y ladra a la pantalla.

Una vez le pregunté al escritor Antonio Gala, hace años cuando yo regentaba una librería, si de verdad se podía amar a un animal, en este caso a un perro. Yo me refería entonces a Troylo, un perrito que tuvo Gala que murió y le hizo protagonista de un libro. Hizo una pausa en la firma de libros y me contestó algo así como: "Sr. Valenzuela, el cariño y la nobleza de un perro de compañía es menos interesado y más puro que el de cualquier persona".

Volviendo a los toros, no cabe duda que el presentador de Canal Sur ama a los toros, se le nota porque se apasiona hablando de la nobleza de estos bellos animales.
Sobre Jasy reconozco que existe una dicotomía de gustos entre mi perrito y los míos. Siempre que intento ver una corrida de toros en TV ladra a la pantalla y no tengo más remedio que cambiar de canal o irme a otra habitación de la casa. "Toros no" parece protestar mi perrito mientra yo le digo "Toros sí" ¿por qué? Porque no es un bien cultural, ni un deporte, ni un juego sino puro arte: una especie de ballet entre un hombre y un animal. Así lo veo. Toros para todos... y para los que no les gusten que vean otros espectáculos.

El artista y el galerista en la Feria de Arte de Santander