miércoles, 28 de agosto de 2013

CINE CLASICO

September

Director: Woody Allen, 1987.
Mia Farrow, Dianne Wiest, Jack Warden.

Recomiendo a los cinéfilos ver, otra vez, la película "September" por una única razón, porque ya estamos en el mes de septiembre y porque representa una ruptura de un período corto y banal del año, el verano, y entramos en una catarsis de convivencia difícil, fascinante y necesaria. 
En esta genial película de W. Allen se muestra como las personas están influenciadas por las estaciones del año, por su entorno y por la educación recibida y a veces mal digerida.

Mr. Allen sigue la pauta marcada por I. Bergman con un film lento, armonioso, elegante, de un gusto exquisito en la decoración, la música y sobre todo con la iluminación, sin olvidar una interpretación excelsa. Un no va más del buen cine.

Acaba el mes de agosto, el verano se va y comienza septiembre cogiendo "atrapado" en una casa de campo a varias personas. Entre ellas surgen y se muestran los conflictos y las debilidades humanas: una invitada casada y cansada de su matrimonio está allí y casi se deja seducir por otro invitado. Una señora mayor, que antes fue una actriz, es un ser fogoso y vitalista ("Fíjate Fraser, que cara de vieja tengo y que alma de joven encierra mi cuerpo"- se dice mientras se mira al espejo). Una joven neurótica y depresiva que le echa la culpa de su fracaso  a todos y a todas. Y otros personajes que reflejan la sociedad en la que vivimos.

En definitiva, September puede ser una película pesimista pero a la vez encantadora con esos diálogos inteligentes entre personas cultas y refinadas, con una puesta en escena espectacular: la luz de una vela mal ilumina un salón y la música de un piano envuelve el ambiente. Esas miradas furtivas entres hombre y mujeres con mensajes de  deseos insatisfechos. Toda esa magia que existe entre personas cuando creen que no están sujetas a convencionalismos manidos.

El cáncer del Planeta Tierra se llama superpoblación.

Produce sarpullidos para un occidental contemplar esa masa humana que deambula, a cualquier hora del día, por las calles de una ciudad como Bombay o Lagos u otras ciudades asiáticas o africanas. ¿Dónde van? ¿Para qué sirve toda esa gente?

 Una vez nos dijeron que si toda la riqueza del mundo estuviera bien distribuida nadie pasaría hambre, quizá llevaron razón a exponer esta teoría pero aparte de comer el ser humano necesita otras cosas para vivir. Lo que no me contaron, desde el punto de vista de una educación progresista, es que si los siete mil millones de seres que habitamos la Tierra alcanzásemos un nivel de vida similar al de cualquier ciudadano europeo, el mundo se colapsaría por falta de recursos.

Bangladesh tiene una población de casi 162 millones; el 90% de estos viven en la pobreza, luego ¿Por qué y para qué las mujeres más pobres de los países más atrasados engendran individuos? Quizá alguien se atrevería diciendo que la copulación es el único placer que estos y estas desheredadas o que nadie les ayuda para usar algún método anticonceptivo. Bobadas, una mujer, aunque viva en plena selva amazónica, sabe siempre como fornicar sin quedarse embarazada.
Las mujeres de las favelas de Sao Paulo paren una media de diez o quince hijos (por lo general de diferentes machos) mientras que las empleadas de cualquier oficina de esa misma ciudad tiene una media de dos o tres hijos. Cuestión de educación.

El progreso actual de China se debe principalmente a la política del presidente Mao Tse Tung que obligó a los matrimonios no tener más de un hijo. De lo contrario China tendría hoy una superpoblación superior a la India.

Ahora bien, ningún gobierno intenta plantear un control exhaustivo de la natalidad para no enfrentarse a un pueblo fanatizado por religiones que ordenan lo contrario y sobre todo a evitar una dialéctica con los habitantes "más machos" que prefieren preñar a su pareja antes de usar perseverativos por considerarlos un insulto a su masculinidad.

No hay duda que sobramos gente en la Tierra, y lo peor de todo, ningún método natural podrá regular la balanza de ese crecimiento  de terrícolas. ¿Hasta cuando aguantará el Planeta Tierra tanta canalla pisando su suelo?