lunes, 24 de diciembre de 2012

CINE CLASICO ESPAÑOL

Furtivos (1975)

Director José Luis Borau.

Esta película marca un espacio, dentro de un mismo tiempo,  entre aquel franquismo autoritario y señorón  y con la gente del pueblo llano y marginal que vivía muy aparte de la parafernalia de los poderosos del régimen.

Un gobernador civil durante aquella época era un auténtico virrey. Era el dueño de la provincia, estaba por encima de la policía, de los jueces, de los curas y por supuesto, muy por encima de sus súbitos.
El papel de gobernador en esta película le vino ni que pintado al director de la película José Luis Borau.  Lola Gaos, esas fea pero excelente actriz, encarna a una madre rural, despótica, posesiva, manipuladora que defiende la posesión de su hijo, un mozo de casi 40 años que furtivea en el monte. Cuando el chico va a Madrid por suministros se deja seducir por una "arrecogía", una de esas chicas de mala vida que ingresaban en una institución religiosa para "ser reformada". El sexo de la fugitiva interna posee al furtivo y la madre la odia a muerte hasta el extremo de matarla.
Me encanta la escena cuando el gobernador, con su escolta y ganapanes del séquito, llegan a la venta que estaba enclavada en pleno monte. El gobernador besa a la que fue su madre de leche, su nodriza, la Gaos, y le pregunta si está cocinando caldereta. Ella fuerza una sonrisa y le dice que sí, cariño mío. Cuando el jerarca se aparta de la cocina, la ex-nodriza, coge una botella de brandy de la repisa y se pega un lingotazo mientras que murmura "¡Cabronazo de tío, cómo mamaba el cabestro!"

"Furtivo" también nos muestra un Madrid auténtico y algo canallesco con esas tomas de la plaza del Cascorro, el Rastro con sus tenderetes y mostrando aquella explanada que había frente a lo que ahora es el museo R. Sofía, donde paraban los autobuses de línea de los pueblos de la zona norte de Madrid.