jueves, 29 de mayo de 2014

VIAJAR

Por los extremos de las provincias de Granada y Jaén. Año 1988.

Así titulé unas hojas mecanografiadas de la experiencia de este viaje que también subtitulé: Un viaje en moto enduro de 620 km. desde Granada hasta Chilluévar (Jaén) cruzando por las sierras de Jureña, la Sierra de Segura, la de Cazorla, la de las Villas y por  Sierra Mágina, al regreso del periplo.

"Mi corazón latía a tope cuando aquel día de abril del año 1988 me puse el casco, me ajusté los gruesos guantes de cuero, bajé la visera y arranqué el nervioso motor de dos tiempos de mi motocicleta Karmathan. Hacía frío a las 7 de la mañana, pero la circulación por el centro de la ciudad era fluida. Subí por la carretera de Murcia con dirección a El Fargue. Pasé por Huétor Santillán y por el Puerto de la Mora con un frío intenso. La visera del casco integral se empañaba a pesar de estar impregnada de una sustancia antivaho. Cuando bajé la cuesta, por el llano de Diezma, iba congelado. Paré en un bar de carretera para tomar un café caliente y una copa de anís. La copa bien pero el café estaba aguado y frío. Un asco. Diezma es un pueblo feo y desabrido, lo único interesante es el nombre de una ermita: Santos Crisanto y Darío. 

Como las catorce páginas del cuaderno de paso que escribí no caben en este artículo señalaré que en Purullena, donde la tercera parte de su población viven en cuevas, se encuentra la ermita de San Torcuato que dicen que está en el lugar donde fue martirizado por llevar el cristianismo a Acci (Guadix).
Galera me trajo funestos recuerdos porque aquí don Juan de Austria, durante las guerras civiles del reino de Granada, en 1570, mandó degollar a toda  la gente morisca que los cristianos encontraran dentro de sus muralla, a partir de los 12 años de edad.

Desde Galera hay una carreterilla infernal a Huéscar, un pueblo que está a 155 km. de la capital y que fue cabeza de señorío del Duque de Alba. La iglesia parroquial es preciosa, es Monumento Nacional. 

Llené el depósito de mi moto (18 litros) para continuar con mi viaje hasta Santiago de la Espada (Jaén). Tuve que cruzar por parte de la sierra de Guillimona, pasando por el ruinoso gran cortijo de las Vidrieras y circular sobre el puente del río Zumeta, frontera natural entre el reino nazarí y el cristiano de Jaén; una raya defendida por los belicosos caballeros de Santiago.

En Hornos paré para descansar y comer al mediodía. Comí poco porque cuando piloto mi moto se me quita el hambre, sólo deseo continuar y sentir entre mis piernas las vibraciones de su vigoroso motor.

Desde Hornos bajé al pantano del Tranco para subir la cuesta de los Agustines,  una pronunciada cuesta llenas de agujeros y baches y... de piñas de pinos "esturreadas" sobre el macadam, muy peligrosa si las pisaba. Llegué  al pantano del Aguacebas y desde allí a Chilluévar, por el Coto de San Antón.
A mi regreso cogí por la carretera de Jódar, Sierra Mágina, hacia Granada.

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