Javier salió de la oficina de Seguros Yorker para hacer una gestión en el banco. Tuvo que esperar, el director estaba atendiendo a otro cliente.
Del despacho del director salió Jaime Gañán, el famoso empresario y político implicado en varios escándalos financieros pero nunca enjuiciado. Era el hombre más rico de la provincia y la mano derecha del presidente aparte de haber estudiado empresariales con Javier y haber sido grandes amigos de juventud.
-¡Coño, Javier! ¿Qué haces por aquí? Cuanto tiempo sin verte.
-¡Vaya con mi amigo Jaime! ¿O te llamo don Jaime?
-Déjate de chorradas, Javi ¡Ah! Tengo algo para ti, pero no, no ahora que tengo el chófer ahí esperando con el coche estacionado en zona prohibida. Toma mi tarjeta y me llamas pasado mañana.
Javier tras concertar una cita con la secretaria del Sr. Gañán entró en el lujoso despacho de éste.
-Siéntate Javi -le ordenó con cariño su amigo señalándole un sillón. Mira vamos al grano, estoy montando una empresa de Consulting muy importante pero no puedo ponerla a mi nombre porque Hacienda está detrás de mí. Lo que quiero es que tu figures como propietario y director general, firmas lo que tenga que firmar y yo te entrego todos los meses un sobre con 5.000 euros ¿Que te parece?
Javier se tocó el lóbulo de la oreja derecha pensando al mismo tiempo ¡60.000 euros en dinero negro y al contado al año! Podré llevar a mi mujer a ese crucero de lujo por los fiords noruegos y yo comprarme un gran coche.
-Acepto, Jaime. ¿Cuando empezamos?
-Hoy mismo. Toma los primeros 5.000 euros por adelantado.
Eran las fiestas de Villafranca, el pueblo natal de Javier, cuando un elegante Aston Martin aparcó frente a la casa de verano del oficinista de Seguros Yorker. La gente miraba con envidia al paisano y alguien exclamó: ¡Este Javier siempre fue muy trabajador y todo le sale bien!
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